lunes, 22 de junio de 2015

Doctora encuentra paciente

Entreabres los párpados. Ves todo entre borroso y deslumbrada por una luz cálida. Lentamente vas recuperando la visión. Miras a tu alrededor hasta donde puedes alcanzar girando tu cuello, lo único que a duras penas puedes mover. Una habitación donde predominan los tonos blanco y pasteles, con muchos instrumentos alrededor. En un lado, una figura que parece de una mujer rubia, con colega, parece estar manipulando algo que la tiene ocupada.


Conforme recuperas el control y la sensibilidad de tu cuerpo, eres más consciente de tu situación... aaaAH!.. duele...

- Vaya, mira quién se ha despertado - un rostro amable de una mujer de mediana edad acapara la mayor parte de tu campo visual. - Me alegra ver que has vuelto con nosotros, cariño.

- ¿Qué... me ha... pasado? ¿Dónde estoy?  

- Te ha pasado... que debes de ser una chica muy especial, con un par de dosis de buena suerte y otra de mala - te responde con tono maternal, mientras acaricia amablemente tu cabeza.

- La cabeza me da vueltas... ¿a qué se refiere con eso...?

- Me refiero, cielo, a que has tenido mucha suerte de que mi especialidad sea la xenobiología molecular y a que aquel hombretón tan apuesto te recogiera del suelo y te trajera directamente aquí. El tiempo no corría a tu favor y puedo asegurar que te ha salvado la vida.

- ¿La vida? ¿Qué me ha pasado?

- Lo que te ha pasado... - la doctora vuelve a su anterior posición y vuelve contigo -. Lo que te ha pasado es esto - continúa mientras señala ante ti un pequeño tubo de ensayo.

- Lo que hay aquí es una potente neurotoxina, extremadamente rara, y que hasta donde alcanza mi conocimiento podría haber sido diseñada en un laboratorio. Te estaba, casi literalmente, derritiendo el cerebro. Por fortuna los principios en los que se basa estaban íntimamente relacionados con mi área de trabajo. 

- Una ¿neurotoxina? ¿Dónde o cómo he podido "pillar" eso?

- Esa es la parte de mala suerte jovencita: esto es algo extremadamente raro e irregular. Puede que lo hayas inhalado... quizá lo has ingerido... De cualquier modo, tu buena estrella y aquel caballero de las túnicas blancas te trajo hasta mí y te pude administrar un antídoto.